Parte I
Distorsionamos miradas que intentábamos no perder
nos cuesta sostenerlas pero al final cedemos y las bajamos.
Nos miramos los pies,
las manos, nos miramos de reojo y nos volvemos a dejar vencer.
Y de nuevo volvemos a mirarnos y en un segundo nos compenetramos.
Sabemos que es lo mismo lo que sentimos,
lo que nos pesa,
esas cadenas intensas que nos atan sin atarnos y que nos detienen, sin detenernos.
"No deseo para tu piel, mas placer que el de tu boca para mis besos."
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